Aquí encontramos al señor Carlos Vargas Ponce quien nos cuenta: “Los Agustinos, hermanos en la fe, llegaron a esta hermosa ciudad y fundaron el convento en 1558. Luego, iniciaron la construcción del Monasterio e Iglesia de San Agustín; recuerdo que me contaron algunos familiares ya fallecidos que hubo un terremoto por esas épocas pero no se detuvieron en reconstruirla, Por eso, es y seguirá siendo un tesoro que todos valoramos y formamos parte de ella”.
Una iglesia, que por lo que se puede apreciar no es muy frecuentada por los trujillanos, pero en ella encontramos por fuera a personas discapacitadas, que aprovechan el entrar o salir de alguna persona a la iglesia para pedir una limosna.
Algunos fieles, se dirigen ordenadamente a las imágenes que están al lado izquierdo, entregando a cada imagen sus peticiones. En primer lugar está la imagen INRI “EL Señor de la Soledad”, luego la Virgen de la Puerta, Santo Benito de Palermo, el Señor Jesús, San Francisco Solano, San Antonio y la imagen Santa Rita, “La patrona de los imposibles”.Hoy la iglesia luce un poco desgastada por el paso de los años, pero esa no es ninguna justificación para dedicarle unas cuantas oraciones a Dios.
El señor Carlos Vargas nos vuelve a contar: “Los Agustinos llegaron a Trujillo. Sus rostros expresaban alegría y felicidad porque cumplían con su gran misión de propagar la fe cristiana y lograr la conversión en las personas a la religión. De esa manera, para que nosotros logremos alcanzar el perdón y salvación de nuestras almas”.
La misa está a punto de comenzar y los pocos fieles que acuden a ella toman asiento para disfrutar de la maravillosa misa, que promete ser jubilosa para nuestras almas, que nos recuerda amar a Dios y a nuestro prójimo. El sacerdote empieza la misa sin importar que solo sean cinco personas las que acudieron.
Entre ellas esta la señora Rosa Gonzales, a quien la vi llegar y entrar como en búsqueda de algo, ella se dirigió de frente a una imagen que se encontraba del lado izquierdo dentro de la iglesia; era la imagen de la virgen del Carmen, con rosario en mano se arrodilló frente a la imagen, cerrando los ojos, diciendo algunas plegarias entre labios; después de casi media hora de estar frente a la imagen me acerqué para robarle unas cuantas palabras.
”Asisto a la iglesia con mucha frecuencia, soy devota de la virgen del Carmen, me lo inculcaron desde muy chiquita y hace mucho le hice una promesa de venir todos los días a la misma hora a rezarle el rosario”, asegura.
Ella no nos puede contar mucho sobre la historia de la iglesia San Agustín, a diferencia del señor Carlos Vargas quien nos contó algunas cosas muy interesantes sobre la iglesia, pero se nota que es una persona muy inclinada a la religión católica, no solo por arrodillarse a rezar el rosario, si no por esa forma tan delicada que tiene al hablar de la iglesia.
En San Agustín podemos encontrar muchas historias impregnadas en sus muros, en sus imágenes, en sus cuadros; cuantas personas debieron de pasar por ellas con una oración o un ruego, podría llegar a decir que a las imágenes se les ve cansadas de todo el tiempo que llevan ahí y sobretodo por escuchar cada una de las plegarias de sus devotos.
Una iglesia a la que podemos acudir las veces que queramos ya que está abierta a su gente todos los días, esperando por nosotros sin nada a cambio.
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